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Alicia Sisteró

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El Capricho de los amigos que saben lo que hacen

Un nuevo restaurante abre sus puertas en Maipú. El Capricho es el resultado de la amistad entre Edward Holloway, Karim Mussi y Sebastián Cardamoni, y se presenta con un menú por pasos, vinos excepcionales y una hospitalidad difícil de igualar. Más que una comida, una experiencia pensada para quedarse en la memoria (y el corazón).

¿Capricho? Sí, y bienvenido sea. Porque cuando tres amigos con historia, oficio y sensibilidad deciden abrir un restaurante, no se trata de un simple antojo. Es una declaración de amor a la buena mesa, al vino bien pensado, al tiempo compartido. Y así nace El Capricho, el nuevo restaurante que late al ritmo de los vínculos y los vinos de Karim Mussi en Maipú, Mendoza.

Edward Holloway, Karim Mussi y Sebastián Cardamoni —amigos, cómplices, colegas— son los nombres detrás de esta mesa extendida. Cada uno sabe lo que mejor sabe hacer. Karim sus vinos e historias, Edward su entusiasmo y profesionalismo, y Sebastián sus saberes en la cocina. Y entre los tres logran algo rarísimo en estos tiempos: que uno se sienta como en casa, pero con ganas de quedarse a vivir.

La excusa fue un almuerzo de prensa, pero la experiencia fue mucho más que eso. El Capricho se presenta como un restaurante de menú por pasos con maridaje, ubicado dentro de Bodega Alandes.

Una experiencia que se siente

Nos recibieron como si fuéramos amigos de toda la vida. Pero no con falsa efusividad ni frases de manual, sino con calidez genuina, esa que se nota en los gestos pequeños: en cómo te miran a los ojos, en cómo te explican cada vino sin recitarlo, en cómo recuerdan si ya estuviste o si es tu primera vez.

Karim y Edward estaban ahí. Comiendo, sirviendo vino, conversando, riendo. Como anfitriones verdaderos. Como esos dueños de casa que disfrutan más que vos que estés ahí. Sebastián, chef con experiencia en Buenos Aires en proyectos como Fogón Asado, recomendado por la Guía Michelin, no estaba cocinando ese día, pero sí detrás de los detalles de cocina a la distancia. Se nota su mano en la técnica, en el equilibrio, en el relato del menú. Y en la creatividad.

El lugar es cálido, luminoso, elegante sin pretensión. Tiene algo de bistró, de casa colonial, de comedor familiar, con aromas a hogar y copas generosas. Y, como si todo eso no alcanzara, te podés quedar tomando un café colombiano en prensa francesa ya entrada la hora de la siesta, mirando ese patio de la casona antigua a través de los ventanales. Un lujo sencillo y profundo.

¿Y los vinos? Una clase magistral sin apuntes

Comienzo feliz. Un torrontés de Salta para el paté de ave con mermelada de tomate, y para la pesca curada.

Uno de los diferenciales más poderosos de El Capricho es este: podés probar todo el portfolio de las bodegas de Karim Mussi. No solo los vinos del maridaje. Todo. ¿Querés saber qué tal el Pinot? Te lo sirven. ¿Querés comparar un año con otro? Se puede. ¿Te gustó un vino y querés comprar una botella? Está ahí, esperándote. Hay disponibilidad real, no solo en carta o para compra online.

Esto habla de una hospitalidad que no pone barreras. Que confía en su producto y en la curiosidad del comensal. Incluso los vinos de entrada de gama tienen una calidad altísima. No se trata de esconder lo bueno para pocos. Se trata de compartir lo bueno con todos.

En nuestra mesa pasaron copas de Torrontés de Cafayate, blancos complejos, un Pinot encantador, Malbecs jugosos y elegantes, y una joya final: el Alto Cedro Magnum Reserva 2014.

Trucha sellada con corazón jugoso, zanahoria asada y labneh casero. Con Paradoux Blanc de Blancs, mejor imposible.

¿Capricho? No. Decisión

Durante el almuerzo, Karim dijo algo que me gustó mucho: “Si ya hiciste el viaje hasta acá, no podés irte sin haber vivido una experiencia completa. Como cuando íbamos con mi abuelo a la Vacherie: leche, queso, manteca. Si vas, llevás todo. No una sola cosa”.

Pasta rellena de ricota casera con salsa romesco. «Comida rica como en casa» dijo el chef.

El Capricho funciona con esa lógica. No podés elegir solo vino o solo comida. Vas a vivirlo todo. Porque está diseñado para eso. Porque ellos quieren que te lleves todo. Y si algo sale mal, bromean entre ellos: el que cocina le echa la culpa al que hace el vino, y viceversa. Pero no pasa. Porque trabajan juntos. Porque son amigos. Y se nota. Tienen extensas reuniones para probar los platos y los vinos que acompañarán el menú. Discuten. Y se vuelven a reír.

Ojo de ojo de bife. Con una crema de coliflor, cebollas en aceto, y otras crocantes.

Los platos son precisos, sabrosos, equilibrados. Hay técnica, sí, pero también emoción. Los sabores van de lo crocante a lo cremoso, de lo vegetal a lo cárnico, de lo dulce a lo ácido… combinando y ofreciendo como resultado elaboraciones complejas. A mitad del recorrido aparece un huevo de campo cocido a baja temperatura con fondo de osobuco y hongos de pino que es puro umami. Más tarde, un queso azul con alcayota y aceite de oliva te devuelve al terreno de lo local, Y sí, hay chocolate y hay helado para cerrar, pero también hay sobremesa, con café y baklawa.

Huevo a baja temperatura. Con un pancito brioche, imposible no sopar en esos jugos.

Lo que hace la diferencia

No hay marketing exagerado ni palabras vacías. Hay producto, gente que sabe lo que hace, ganas de compartir. Y eso, en un mundo gastronómico donde muchas veces todo parece performance, se agradece. Porque es real. El Capricho no está diseñado para que solo saques fotos lindas —aunque las vas a sacar—, sino para que quieras volver. Porque ahí te van a estar esperando con una copa llena y un abrazo en forma de servicio. Porque cuando la hospitalidad es sincera, no necesita hacer fuerza.

Y porque a veces, el mejor plan es simplemente dejarse llevar por un capricho.

Edward Holoway y Karim Mussi, chef y enólogo, amigos y socios.

El Capricho – Bodega Alandes

Horarios: lunes a sábados al mediodía
Reservas WhatsApp +54 9 261 333 8660
Instagram: @elcapricho.mza
Precios: menú de 7 pasos sin vino por $65.000* (se puede optar por una botella de vino o por copa para acompañar). Menú con vinos incluidos $95.000*, o con otro maridaje por $125.000*. –

*precios junio 2025

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