Un almuerzo entre viñedos y cordillera reunió a Tomás Treschanski (Trescha, Buenos Aires) y Jaime Rodríguez (Celele, Cartagena), en un menú colaborativo maridado con vinos de Paraje Altamira. Ocho pasos, dos postres, y una sola mesa: la del encuentro.
Un viernes de mayo, el restaurante de Zuccardi Valle de Uco. El sol filtrado entre las nubes, el otoño resaltando el naranja de los viñedos y la cordillera de fondo como telón inalterable. En ese paisaje —que parece un cuadro, pero es real y mendocino— se llevó a cabo un nuevo almuerzo del ciclo de pop-ups en el restaurante de la bodega, Piedra Infinita. El primero del año.
El formato ya se volvió ritual: un restaurante anfitrión, cocineros invitados, vinos pensados para cada plato, y un grupo de comensales diverso que incluye prensa, cocineros, sommeliers y empresarios de la industria enogastronómica. Esta vez, los cocineros invitados fueron Tomás Treschanski (chef de Trescha, Buenos Aires, con 1 estrella Michelin) y Jaime Rodríguez (chef de Celele, Colombia, #6 de 50 Best Restaurants Latam).

La bienvenida fue en los jardines, con una copa de verdejo, seguida por un espumante, mientras el paisaje se acomodaba en cada retina. Luego, empezaron a llegar los primeros bocados.
El primero fue de Celele: una milhoja hecha con cáscaras de banana cocidas con panela, deshidratadas y fritas, rellena con un tartar de pescado ahumado y curado, más una emulsión de algarrobo caribeño con banana asada. El chef contó que se trataba de un plato inédito: “Ni siquiera lo servimos en Celele todavía”.
Desde la cocina de Piedra Infinita, llegó una empanada de chivo en escabeche, con masa crocante y relleno sabroso. Y finalmente, Treschanski presentó una tartaleta de trigo con berenjena, espuma de queso y limón marroquí.
“Es muy lindo verlos y compartir con ustedes”, dijo Tomás, con esa mezcla de calidez y afecto que lo caracteriza.

El siguiente plato de Trescha fue una trucha cocida al vacío, servida con una espuma de jengibre y un curry verde. El maridaje fue con el Fósil Chardonnay 2023, que acompañó con precisión y frescura.

De Celele, llegó luego el atún: curado en aceite de hojas de mango, con pomarrosa (fruta aromática entre manzana y rosa) y una salsa de jamaica fermentada con perita de agua, terminada con rosas frescas. “La idea es mezclarlo todo como un ceviche”, explicó Jaime.
El vino elegido fue el Semillón Finca Los Membrillos. De color dorado, fermentado en barricas neutras de roble francés, suma volumen sin perder frescura.

A continuación, se sirvieron vieiras, maridadas con una botella doble magnum de Concreto Malbec 2016, primer vino vinificado 100% en concreto por la bodega, con Malbec de suelos calcáreos de Paraje Altamira. Un hito.

El plato, nuevamente explicado por Jaime, fue una sopa de mote con orejero (semilla del bosque seco tropical), vieiras, langostinos, gremolata caribeña, suero costeño y casabe con polvo de ají dulce. “Es un plato que sabe a cocina tradicional”, dijo con orgullo.
De postre, llegó una creación de la casa, cuyo chef es Gonzalo Guiñazú: gel de pomelo, mousse de chocolate caliente y cacao amargo, maridado con Malamado Solería.

Y después, el postre final: la Oda a la Calabaza, un clásico de Trescha que todos amamos. El cierre fue con café, charla y una vista que nunca se agota.

Durante el almuerzo, Jaime compartió una reflexión sobre la experiencia: “Estar acá es muy gratificante, se aprende muchísimo de vinos y de la cultura gastronómica de esta región”.
“Este tipo de eventos son mucho más que una experiencia gastronómica”, afirmó Julia Zuccardi, impulsora del ciclo Latinoamérica Cocina. “Desde 2018 buscamos poner en valor la cocina latinoamericana, y hoy, por suerte, estos encuentros suceden cada vez más seguido. Son espacios para juntarnos, celebrar lo que hacemos y compartirlo con otros.”
En la misma línea, Ana Amitrano destacó: “El objetivo es disfrutar con amigos, mostrar lo que hacemos y agradecer que grandes cocineros elijan venir a Mendoza a compartir su trabajo. Eso, para nosotros, ya es todo. El objetivo es disfrutar con amigos y compartir lo que hacemos”.
Piedra Infinita Cocina – Bodega Zuccardi
Altamira, San Carlos, Mendoza, Argentina.
Instagram: @zuccardivalledeuco @piedrainfinitacocina