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Alicia Sisteró

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Parrilla de mar y tierra, horario extendido y carta amplia: el pulso de Casa Vigil Palmares

Reabierto tras una ampliación, Casa Vigil Palmares amplía también su horizonte. Con el chef Pablo Ortiz al mando, ofrece una cocina que une mar, tierra y bistró mendocino, abierta de 8:30 a 2 AM. Una carta generosa y una selección de vinos que invita a quedarse sin apuros.

Hay restaurantes que se disfrutan por su comida y otros por su flexibilidad. Casa Vigil Palmares, después de su reapertura, pertenece a esa rara categoría que ofrece ambas cosas. Abre desde las 8.30 con desayunos, hasta las dos de la mañana —todos los días—, algo poco común en Mendoza y muy valorado por quienes no viven pendientes del reloj. Y no es solo una cuestión práctica: hay algo hospitalario en saber que la cocina sigue encendida cuando queremos saciar nuestro apetito y disfrutar.

El espacio acaba de estrenar una ampliación que lo transformó. Ahora tiene baños dentro del local —detalle que sus clientes habituales agradecen— y una cava abierta con cientos de etiquetas que se eligen directamente de las estanterías. Acá se pasea entre botellas cientos de etiquetas, se conversa con el sommelier, se elige por impulso o por antojo, y el vino termina siendo parte del paisaje.

El interior mantiene ese espíritu cálido que siempre lo distinguió: madera, luz tenue, mesas cómodas y un ritmo que invita a quedarse. Afuera, mesas al aire libre, para disfrutar del ambiente de Palmares en las nochecitas primaverales. Todo respira cercanía, sin rigidez ni pretensión.

Una carta completísima

Bajo la dirección del chef Pablo Ortiz, la cocina amplió su propuesta con criterio. No es una carta interminable: está pensada para todos los momentos del día y para distintos apetitos.

Las entradas abren el juego con empanadas (de carne y de muzzarella con langostinos) acompañadas por una salsa tatemada con jalapeño de picor amable. Hay croquetas, mollejas con cremoso de coliflor y langostinos grillados con dos salsas —una verde de perejil y ajo, y otra negra de tinta de calamar— que concentran sabor sin exagerar.

En los principales, los tagliatelle con tinta de calamar, langostinos y pescado logran ese punto de balance que no se explica, pero se siente. La chernia a la parrilla, con salsa bearnesa e hinojo grillado, muestra cómo el mar puede convivir con el fuego sin perder frescura. Se completa con una ensalada de verdes, limoneta, queso rallado y avellanas tostadas: simple y bien pensada.

Para los que prefieren carnes, la parrilla mantiene la tradición con cortes cuidados y guarniciones que cambian según estación. Nada sobra, nada falta.

La carta de postres sostiene el mismo espíritu: clásica y bien lograda. La mousse de chocolate con quinoa inflada cierra con equilibrio; la torta chajá con crema, dulce de leche y duraznos al natural, apela a la memoria, recuerda a las tortas de cumpleaños cuando éramos chicos.. Después llega el café, uno siente que el tiempo puede esperar un poco más. Y eso, en gastronomía, ya es mucho.

Además de los platos que salen de la parrilla o del mar, la carta ofrece una buena variedad de opciones confortables: pastas caseras, risottos, carnes bien tratadas y entradas para compartir. La cocina es directa, sabrosa y sin vueltas; de esas que priorizan el producto y el punto justo antes que la pose. Las porciones son abundantes, pensadas para disfrutar sin mezquindad, y los postres parecen hechos para golosos con memoria: dulces, generosos y con combinaciones clásicas que funcionan —como el chocolate con naranja—. Acá no hay pretensión, hay ganas de comer bien.

Un bistró que respira todo el día

Casa Vigil Palmares no es solo un restaurante dentro de un shopping. Es un refugio gastronómico que atiende públicos distintos sin perder identidad. En las mañanas, desayunos. Al mediodía, familias y grupos de trabajo; por la tarde, quienes se escapan a tomar un vino, un café o una merienda completa; y por la noche, parejas o amigos que alargan la sobremesa.

Esa amplitud horaria no es casualidad. Desde Universo Vigil entendieron que hacía falta un lugar donde se pudiera comer bien a cualquier hora. No hay apuro, no hay rigidez, pero sí atención al detalle.

Casa Vigil Palmares invita a quedarse, a comer cuando gustes y lo que gustes, a brindar sin mirar el reloj. En una ciudad donde los horarios suelen dictar la agenda, este lugar elige lo contrario: dejar que el disfrute dure lo que tenga que durar.

Casa Vigil Palmares

  • Dirección: RP82 2650, local D18, Palmares Open Mall, Godoy Cruz, Mendoza
  • Horarios: Lunes a domingo, de 8:30 a 02:00 hs
  • Chef: Pablo Ortiz
  • Precio promedio por persona: aprox. $50.000*
  • Vino por copa y botella
  • Reservas: 261 346 7854
  • Instagram: @casavigilpalmares
  • octubre 2025

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